sábado, 16 de mayo de 2020

Verde y Azul (otro pequeño fragmento de mi novela Azul y Verde)


Verde y azul. Es todo lo que veo en esta tarde, sobre esta sublime loma donde toda mi vida confluye despiadada y como una vorágine acusadora se abalanza sobre mí.

Verde infinito, verde vivo, verde palmera vallecaucana, hoja, pasto, clorofila, verde vida, verde de mi esperanza perdida, verde de mi pasado remoto, de los días felices en que los ojos de Dina aún no presagiaban la muerte temprana. Explosión de verdes que son materialmente la impetuosa fuerza de la vida, saliendo del sol e impregnando (impregnar era el verbo preferido de mi profesor Alfredo Rubiano Caballero) todas estas planicies, lomitas y llanuras inmensas de mi Valle amado junto con todas sus criaturas plenas de aliento vital, de impulso imparable, de sentido y de propósito, cucarroncitos, insectos, aves, pájaros, reptiles, tortugas, peces, todo lo que se da en esta tierra llamada a no perecer por la mano del hombre, llamada a trascender y prosperar más allá de las incontables generaciones de vallunos que aún habrán de ser.

Azul frío, azul cobalto, lejano, inaccesible, convertido ahora en el color de la pérdida y de la total ausencia de esperanza, azul de la certeza inapelable del destino, cercano e ineludible. Azul indiferente del acero que acude presto a la cita, para sentenciar con su presencia que a pesar de todos los esguinces que pretendamos ponerle al camino, al fin de cuentas memento mori.

A pesar de haber sido azul celeste el regazo de mi madre, sin importar que fuera azul el primer amor de mi vida o el tono fugaz de los Farallones que adornan el fondo de este paisaje, o que azul fuera el tono de mi amado y extrañado remoto mar, este azul feroz que avasalla a todos los demás colores de esta tarde, está aquí solo para asegurarme que las notas finales de mi canción se están ejecutando en este momento, que mi vela no puede hacer nada más que apagarse.

Azul es blues en inglés y significa muchas cosas, entre otras, para mí, la infinita tristeza de haber abandonado a Tere, a mi mancito y por supuesto, azul es el único tono en que puedo en este instante evocar los verdes y hambrientos ojos de Tina, cuando estaba a punto de hacerme el amor.

Al comienzo no había días grises para mí, ese color no tenía el poder de impregnar mi memoria, sin embargo, aunque los recuerdos iniciales de mi vida se plasman en tonos azules y cálidos al ser rememorados, en este instante solo los puedo ver en verde, verde caña, verde tina, verde furioso de la camiseta amada, verde que te quiero verde, verde que ojalá sea el hado promisorio de mi mancito.

Aquí lo único negro es el futuro; y para más congoja, el inmediato. La espera me ha agotado.

Recordé que hace poco me había puesto a pintar. Me había salido un paisaje de río, el Pance, por supuesto, el de aquella vez que lo vadeamos en una excursión con el grupo de Scouts de mi colegio.

El paisaje me había salido enmarcado con esos árboles de nosotros, de troncos retorcidos, inclinados y rugosos y con esas lomas que asaltan la mente cuando uno nombra a El Valle y por supuesto, la bendita pintura me había salido solo en verde y azul. Ojalá alguien la encontrara, para que la pudieran ver y entender la razón que me trajo de nuevo a este, mi Valle.

Allá a lo lejos, cinco tipos grandes, vestidos elegantemente de negro, con cabellos cortados a la manera militar y gafas oscuras acaban de salir de la cabaña. Miran a su alrededor, desconcertados, extraviados, agobiados por la imponente belleza del paisaje. De pronto uno de ellos se queda quiero, intentando pensar, maniobra difícil para él; al cabo de unos segundos se pine la mano a manera de visera, cubriéndose del sol y otea barriendo toda la zona en lontananza. Por un instante se detiene tratando de detallar esta loma. Algo habla con sus colegas.

Creo que ya me han encontrado. Son los esbirros del padre de Tina, son los que se han demorado casi 8 meses en dar conmigo. Ellos vienen a saldar mi destino, el azul de su determinación es contundente.

Finalmente son ellos los que me han estado buscando sin conocerme, los brainless guys.


No hay comentarios:

Publicar un comentario