viernes, 28 de octubre de 2011

LEYENDAS CORTAS: este es un cuento bastante largo, lo publico por partes. Interesante es que al protagonista de este cuento le hablan, el debe responder algo, pero nunca se le escucha lo que el dice en esta narracion. Cada lector debe adivinar para donde va la intención narrativa.

LEYENDAS CORTAS



El tiempo del barman.

-Mire, usted no me lo está preguntando, pero es la primera vez que lo veo por este barrio. Es más, yo diría que Usted no es de esta ciudad. Que por que lo digo? Ay, vecino, si es que se le nota de lejos lo calentano, mírese las medias no más, ¡ja, ja, ja!
- No mentiras, estoy bromeando, no me haga caso. Es que las personas de esta ciudad somos como cansonas a veces. Pero venga, siéntese en la barra, tranquilo, va por cuenta de la casa, eso sí, así está mejor, con confianza. Pero vea, mas bien cuénteme a que se dedica, que lo trae a estas horas tan oscuras y por estos lados tan tardíos de la ciudad. Usted debe saber que por estos rincones se ha perdido mucho hombre solo, en especial si no es de por aquí. Que por que? Pues dicen que de vez en cuando estos señores desaparecen y luego los encuentran varios días después, por ahí abandonados, sin una gota de sangre en el cuerpo. No señor, yo nunca he visto ningún cuerpo de esos, pero le puedo asegurar que es verdad. No, como le digo, nunca he visto un cadáver sin sangre, pero si he sabido de casos. Hace alrededor de 9 ó 10 meses vino a este barcito tan alejado del mundo, tan al margen de los grandes acontecimientos, tan al lado del camino, disculpe que me ponga hiperbólico, es que las luces del atardecer me llevan lejos en el tiempo, la memoria y la distancia, pero no me deje irme por las ramas, interrúmpame cuando lo haga. Es que yo todos los días, atendiendo en este bar en esta loma en la parte antigua de la Metrópolis tan moderna y sin embargo este barrio tan tranquilo, tan abandonado, tan viejo, que es raro ver forasteros. Imagínese lo que acabo de decir, extranjeros en la Ciudad cosmopolita, la Urbe implacable y vanguardista.
- Pero otra vez me fui en descripciones redundantes e innecesarias. Vaya, veo que ya se terminó el scotch, no se preocupe, el que sigue también va por mi cuenta. Más bien mientras lo disfruta yo voy a la trastienda a arreglar un pedido, si necesita algo puede llamara Mariushka, ella es mi hija menor, algo tímida pero muy servicial. ¡¡¡Pero cuidado me la mira mucho, que es muy bonita, y yo no tolero a los que me la miran en demasía!!! ¡¡¡Ja, ja, ja, de nuevo estoy bromeando!!! No crea que yo soy de esos viejos retrógrados, claro que no! Mariushka, mi tesoro, los ojos de mi vida, por favor estate pendiente del forastero, me lo atiendes bien a don... ¿Como me dijo que se llamaba, mi señor? Bueno, ya vuelvo, está en su casa, o mejor dicho, en mi bar, pero considérelo como su segundo hogar, del que nunca va a querer irse!

El tiempo de Mariushka

- ¿Seguro que no quiere nada mas? Vea que el whiskicito que le está ofreciendo mi padre es de la mejor calidad. ¿Si? ¿Le sirvo otrico? Vale, así está mucho mejor, ¡que bueno!
- Veo que ha estado preguntándole a mi padre acerca de los desaparecidos. Vea, yo no creo en supersticiones, no creo en brujas, no creo en espantos. ¿Sabe que soy una chica moderna? Claro, si hasta voy a la universidad, lo que pasa es que estoy de vacaciones, pero me inscribí en economía el año pasado y hasta me ha ido bien, ¡sí señor!
- Pero bueno, como le venía diciendo, yo no creo en esas cosas, pero este barrio es muy viejo y dicen que los hombres solitarios se pierden desde hace más de un siglo, si, me oyó bien, ¡un siglo! Claro, este barrio existe desde la época de la Colonia. La leyenda dice que estas calles alojan a una familia de vampiros que curiosamente no se nutre de mujeres jóvenes y hermosas sino de hombres solitarios, preferiblemente de lugares alejados, hoy en día debería decirse de barrios alejados, tanto ha crecido esta urbe!
- No, no tengo ni idea que porque se pierden precisamente ellos, no sé por qué esta desviación local de la tradición vampírica generalmente aeptada, pero eso me conviene enormemente, ¿no cree? ¿Que como así que por que? ¡Ay, tiene razón mi padre al decir que es Usted calentano, es que no entiende ni una! A lo que me refiero es, que en el remoto caso de ser cierta esta leyenda, yo no correría peligro, pues soy de aquí y soy una chica muy querida, justo lo que a ellos no les apetece, que suerte la mía, ¡ja, ja, ja!
- Vea, cambiando de tema, no le pare muchas bolas a mi padre, vive con la historia del bar de un rincón olvidado de la ciudad, cuando en realidad este barrio antiguo es un foco turístico permanentemente visitado por su arquitectura, sus museos y claro, por su vida nocturna. Aquí no corre ningún peligro, así que disfrute su velada y que tenga éxito en su investigación.
- No, yo tampoco he visto nunca un supuesto muerto de esos, pero si es cierto que hace 10 meses por aquí estuvo un señor que supuestamente desapareció después.
- No, nunca llegué a hablar con él. No saludo a todos los clientes que vienen a este bar, en realidad soy tímida. Pero no todos los días se ven unos ojos como los suyos por aquí. ¡Ja, ja, ni mas faltaba!
- Sí, otro día podría ser que le aceptara un cafecito.
- Me gusta esa idea, vale, pero ahora tengo que atender otras mesas, pero sí, está bien y mientras tanto tómese otro traguito, que mi padre invitó a la botella entera.
 
El tiempo del viejo

- Tranquilo, no me mire así, no se asuste... Yo solo siento curiosidad por saber a que sabe ese whisky suyo como tan fino...
- ¿En serio? ¿Me invita a un trago? ¡Que amable de su parte!
- Jeremías, Jeremías Cristancho para servirle, pero por aquí me dicen el viejo, no tanto por mis 70 años, como por lo que conozco a toda esta gente desde que era muy joven.
- Si señor, así es, toda mi vida la he pasado en este barrio.
- ¡Ah! ¿Usted también está averiguando por los muertos? Pués déjeme advertirle algo: ¡no se trata de ningún cuento! ¡En realidad ha sucedido!
- No, yo tampoco he visto ningún cadáver, pero he vivido aquí toda la vida, y uno escucha cosas. Le aseguro que esos hombres están bien muertos y ¡sin una gota de sangre! ¿Que por qué lo se si no los he visto?
- Usted si es que realmente no entiende nada, parece calentano, ¡ja, ja, ja!
- Déjeme le cuento, pero primero invíteme a otro traguito, eso sí, ¡así esta mejor! ¡Salud! Mi Dios me lo conserve sanito, usted es muy amable.
- Bueno, ahora si le cuento: la leyenda dice que a mediados del siglo XVII arribó a la antigua aldea colonial, si señor, la misma que hoy en día es esta monumental urbe. Como le decía, a mediados del XVII llegó un vampiro llamado Mayorga. Antes de convertirse en un vampiro era un conde de la corte española. Se dice que había sido un cristiano probo y que detestaba las maneras en que se decía eran tratados los indios y los negros en las Colonias, así que obtuvo una cédula real, le asignaron una encomienda y se vino a comprobar el estado de las cosas con sus propios ojos y juró que cambiaría toda injusticia que encontrara. Pero algo le sucedió en el camino y el personaje que arribó a la encomienda era el ser mas sanguinario que se haya conocido. Solo se le veía de noche y en pocos meses diezmó la población de su encomienda, especimente de indias jóvenes. Luego las cosas se calmaron un poco, pero al señor encomendero Mayorga rara vez se le veía y manejaba todos sus asuntos a través de emisarios. De todas maneras, de vez en cuando se perdía alguna india, pero como es natural, de esos hechos no hay ningún registro escrito. Finalmente tras una sorprendente larga vida, Mayorga falleció en 1709, dejando todos sus bienes, que no eran pocos, a nombre de un sobrino segundo que nadie había visto nunca, pero a cuyo arribo a la encomienda varias semanas después, a todos sorprendió por su asombroso parecido con el tío y por poseer la misma maña de nunca salir de día. A partir de allí surgió la leyenda que Mayorga y su sobrino no eran más que uno mismo, un vampiro para mas señas, que había urdido esta estratagema para borrar sus huellas. Lo curioso del caso es que dicen que al entierro de Mayorga nadie fue y por lo tanto nadie pudo verificar la presencia del muerto en el cajón.
- Veo que no lo estoy aburriendo con esta leyenda tan antigua, pero tan propia de este lugar, pues dicen que cuando la aldea creció y se formó este barrio, en esta misma calle quedaba la antigua hacienda del encomendero Mayorga.
- Sí, por supuesto que sé mas cosas de esta leyenda, pero a palo seco no se puede: déjese ver con otra botellita, mi querido extraño, ¡que esta ya se acabó!
-¡Bien, perfecto! Le aseguro que cuando menos, tendrá usted un tema para un buen cuento, o para un artículo, pues se me antoja, por su manera de preguntar las cosas, que es Usted un periodista.
- Déjeme voy al baño y mientras tanto que vayan trayendo la otra.
- Si señor, descuide, no me voy a ir. Charlar con Usted es delicioso. ¡Ya nos vemos!
  
Otra vez Mariushka

- Hola, veo que estás muy cómodo, deja yo te sirvo el primer traguito de esta nueva botella.
- Si, no hay problema, casi no hay nadie, me puedo sentar un ratico contigo. No, no tranquilo, no me voy a tomar nada, aún no tengo sed.
- ¿Aburrirme? Jamás, me dvierto en este trabajo, ayudo a mi padre y ¿sabes? adoro este barrio. Veo que podrías llegar a adorarlo también, has estado hablando con el viejo.
- Si, definitivamente es muy querido y gracioso, el viejo, conoce a todo el mundo en este barrio, como el dice.
- Exacto, a todo el mundo y desde que era muy joven.
- El, o el mundo? ¡Ay, que chistoso eres! ¡Pues es obvio, gran tontito! De veras que tú si no entiendes es nada de nada, ¡ja,ja,ja!
- Discúlpame, tu sabes que tengo la misma tendencia a bromear de mi padre.
- Por supuesto que he escuchado todas esas historias tontas del viejo, pero ya te dije lo que pienso de ellas. Esan son supercherías, yo soy una chica moderna. Y además te adelanto: esa no es la única historia loca que se sabe el viejo y además le gusta tanto el trago, que te estaría contando historias hasta mañana con tal de estar al lado de la botellita esa tan linda que te acaban de dejar a tu lado.
- ¿Que fui yo la que deje esa botellita ahí? No te lo puedo creer, ¡ja, ja, ja!
- Gracias, tus ojos también son lindos cuando ríes.
- ¿Sabes? Por hoy me gustaría dejar el trabajo e irme a dar una vuelta por ahí contigo.
- Bah, no bromées, además mi padre sí suele ser estricto, sobre todo si es la primera vez que te ve y ya sabes, no confía mucho en los que no son de este barrio, pero podría ser otro día, o quizá mas tarde, ¿quien sabe? ¡Si me sigues mirando así me vas a convencer!
- No señor, velo tan confianzudo, ¡que tal! ....Mentiras, claro que si.
- Rico, muy rico. Nos vemos ahora, voy a ver que quiere la señora del fondo. Chao.
 
Otro tiempo del viejo

- Ah, delicioso,muy rico el trago, muchas gracias. ¿Desea que le siga contando viejas historias?
- Bueno, habíamos quedado en la vez que Mayorga dejó todo a su supuesto sobrino segundo. Había sin embargo alunas cosas contradictorias, que no cuadraban muy bien; pues a este sobrino se le veía ocasionalmente de día en la población, era más bien callado y en general administró muy bien los bienes. Sin embargo los rumores de ser un vampiro continuaban, pues de vez en cuando se seguían perdiendo las indias. Tuvo también una vida larga y según se decía, había tenido un hijo natural con una de las indias, la más bonita de la hacienda. Dicho hijo era muy enfermizo y nunca salía de la casa, pero cuando el segundo Mayorga murió en 1776, el muchacho era un hombre hecho y derecho, igual a su padre. A nadie le extrañó que al hacerse cargo de las encomiendas, mantuviera la costumbre de dejarse ver muy poco y principalmente de noche. Este Mayorga era demasiado discreto y murió supuestamente en 1801 sin dejar descendencia, debido según se decía, a que era tan enfermizo, el pobre. Así que de nuevo llegó de España otro familiar cercano, un primo tercero de apellido Fuenmayor y Mayorga Cardona. Fue el último encomendero. Es sorprendente como la línea de Mayorgas se puede seguir claramente en los documentos oficiales desde su llegada a la colonia hasta las vísperas de la independencia, no así posteriormente. Este Fuenmayor vió los sucesos que se avenían y decidió aliarse con el ejército libertador, traicionando así a los españoles. Por supuesto, tras 1819 una parte de su antigua encomienda y gran parte, si no la totalidad de la antigua fortuna pasó de manos de la corona española, a sus manos personales. Un gran general del ejército patriota recibió una considerable comisión por ayudar a tramitar el ¨traspaso legal de bienes¨.
Después de eso, la línea de los Mayorgas se pierde de los archivos, aunque los bienes siempre son heredados por alguien sin que se presente ningún tipo de reclamación o querella.
- ¿Que que tienen que ver todos estos datos con la historia del vampiro? ¡Ay hombre, usted no entiende! Trato de establecer que hay una línea continua desde el primer Mayorga, por lo menos hasta 1910.
- Por que hasta esa época? Pues esa fecha tiene de especial el hecho que el Mayorga de esa ocasión se casó públicamente, frente a todo el mundo, con amplio registro gráfico y documental y a partir de ahí dejaron de perderse las mujeres, y algún tiempo después empezaron a perderse los hombres.
- Si señor, así como se lo digo. No se volvió a perder ninguna mujer. O casi, bueno, solo se pierde una joven más o menos cada 10 años.

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